0:5 Juan: Isabel, ¿crees que podremos ir mañana a la playa?
Isabel: ¿Por qué lo dices?.
Juan: He escuchado el tiempo en la tele y han comentado que va a llover.
Isabel: No creo que llueva, ¡mira el día tan soleado que hace hoy!. El locutor del tiempo se equivoca.
Juan: Pues yo creo que no se equivoca, casi siempre acierta.
Isabel: Juan, pero es imposible que llueva, estamos en agosto tenemos 40 grados de temperatura.
Juan: ¿No has escuchado hablar nunca de las tormentas de verano?.
Isabel: Sí, pero por mucho que digan que va llover no me lo creo, estoy segura de que se equivocan.
Juan: ¿Y si llueve, que vamos a hacer?
Isabel: Si lloviera, dejaríamos la playa para otro día e iríamos a merendar a una pastelería.
Juan: Vale, me parece una buena idea. Ahora tendré que buscar el chubasquero, ya que lo guardé hace mucho tiempo.
Isabel: ¡Juan por favor!, si llueve, no creo que sea para ponerte el chubasquero. ¡Estamos en agosto!
Juan: Tú eres muy incrédula.
Isabel : No Juan, soy realista.
Juan: También tendré que buscar el paraguas por si acaso llueve cuando vayamos a la pastelería.
Isabel: Pues yo no pienso buscar nada para cuatro gotas, si es que caen.
Juan: A mi me gusta ser precavido. También tendré que buscar las botas de agua.
Isabel: Juan, no me creo que te vayas a poner las botas de agua en agosto, aunque llueva, tú te estás riendo de mi.
Juan: No Isabel, ya te he dicho que soy un hombre muy precavido.
Isabel: ¡Tú estas loco Juan!
Juan: ¡Oh, creo que está lloviendo!
Isabel: Creo que necesito un paraguas...